Poesía simbolista

Obsesión, Charles Baudelaire

Vosotros, altos bosques, me amedrentáis como catedrales;
aulláis igual que el órgano; y en nuestros corazones malditos,
cámaras de duelo eterno donde resuenan antiguos estertores,
se repiten los ecos de vuestros De profundis.
¡Océano, te odio! Tus brincos y tumultos
los encuentra mi espíritu en sí; la risa amarga
del hombre derrotado, llena de sollozos y de insultos,
yo la escucho en la risa tremenda de la mar.
¡Cómo me gustarías, oh noche, sin esas estrellas
cuya luz habla un lenguaje consabido!
¡Pues yo busco el vacío, y lo negro, y lo desnudo!
Pero las tinieblas son también ellas lienzos
donde viven, brotando de mis ojos a miles,
seres desaparecidos de miradas familiares.

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Las conchas, Paul Verlaine

Cada concha incrustada
En la gruta donde nos amamos,
Tiene su particularidad.

Una tiene la púrpura de nuestras almas,
Hurtada a la sangre de nuestros corazones,
Cuando yo ardo y tú te inflamas;

Esa otra simula tus languideces
Y tu palidez cuando, cansada,
Me reprochas mis ojos burlones;

Esa de ahí imita la gracia
De tu oreja, y aquella otra
Tu rosada nuca, corta y gruesa;

Pero una, entre todas, es la que me turba.

7 Poemas de Paul Verlaine – Hilos Primitivos

El mal, Arthur Rimbaud

Mientras que los gargajos rojos de la metralla
silban surcando el cielo azul, día tras día,
y que, escarlata o verdes, cerca del rey que ríe
se hunden batallones que el fuego incendia en masa;

mientras que una locura desenfrenada aplasta
y convierte en mantillo humeante a mil hombres;
¡pobres muertos! sumidos en estío, en la yerba,
en tu gozo, Natura, que santa los creaste,

existe un Dios que ríe en los adamascados
del altar, al incienso, a los cálices de oro,
que acunado en Hosannas dulcemente se duerme.Advertisement

Pero se sobresalta, cuando madres uncidas
a la angustia y que lloran bajo sus cofias negras
le ofrecen un ochavo envuelto en su pañuelo.

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Invierno, Stéphane Mallarmé

¡El virgen, el vivaz y bello día de hoy
Da un aletazo ebrio va a desgarrarnos este
Lago duro olvidado que persigue debajo de la escarcha
El glaciar transparente de los vuelos no huidos!

Un cisne de otro tiempo se acuerda de que él es
Quien, aun sin esperanza, magnífico se libra
Por no haber cantado la región do vivir
Cuando ha esplendido el tedio del estéril inviemo.

Sacudirá su cuello entero esta blanca agonía
Por el espacio impuesto al ave que lo niega,
Mas no el horror del suelo que aprisiona al plumaje.

Fantasma que su puro destello a este lugar asigna,
Se aquieta en el ensueño helado del desprecio
Que entre su exilio inútil viste el Cisne.

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Poemas de Emily Dickinson y Walt Whitman

EN MI FLOR ME HE ESCONDIDO , Emily Dickinson

En mi flor me he escondido
para que, si en el pecho me llevases,
sin sospecharlo tú también allí estuviera…
Y sabrán lo demás sólo los ángeles.
En mi flor me he escondido
para que, al deslizarme de tu vaso,
tú, sin saberlo, sientas
casi la soledad que te he dejado.

Emily Dickinson, puritana, conservadora, explosiva, moderna y profunda |  Más Cultura
Emily Dickinson

TU MIRADA, Walt Whitman 

Me miraste a los ojos, penetrando,
en lo más profundo de mi alma.
El cristal azul de tus pupilas,
me mostraba, mi imagen reflejada.

Me miraste y pediste temblorosa
que un te amo, saliera de mis labios,
pero ellos ya no tienen más palabras
pues los golpes de la vida los han cerrado.

Me miraste y tu pelo se erizaba,
y una gota redonda en tu pupila
que brotó, de un corazón roto
y cayó recorriendo tu mejilla.

Me miraste y tu rostro empapado
me exigía una palabra, una respuesta,
y mentí diciéndote te amo
por ganar de tu cara una sonrisa

Desmontando a Walt Whitman: el lado oscuro del poeta farsante más aclamado
Walt Whitman

https://poemas.yavendras.com/emily-dickinson/

https://poemas.yavendras.com/walt-whitman/

El Corazón delator

El protagonista es un joven que vivía con un viejo. El viejo tenía un ojo que el protagonista describía como un ojo azul, de buitre, pálido y recubierto con una telilla. El protagonista odiaba aquel ojo, así que decidió acabar con el viejo. Actuó cuidadosamente, estuvo muy amable con el viejo y todas las noches abría la puerta de su dormitorio con mucha suavidad, poco a poco elaboró su plan, hasta que una noche lo mató. Luego, el asesino, descuartizó el cadáver y lo escondió debajo de tres tablas de la habitación. Más tarde llegaron unos policías, estuvieron allí hablando con él, al rato no sospechaban nada, pero el protagonista sentía la presión del ojo debajo de las tablas y lo confesó todo.

https://es.wikipedia.org/wiki/El_coraz%C3%B3n_delator#:~:text=La%20historia%20presenta%20a%20un,del%20suelo%20de%20la%20casa.

PEÑAS ARRIBA, JOSÉ MARÍA DE PEREDA

Publicada en 1895, la obra se enmarcó en el creciente realismo literario español. En esta creación, José María de Pereda ambienta su historia en un aislado pueblo de montaña, en el que nos relata el modo de vida y las costumbres de sus habitantes. La obra en sí, nos expone el progresivo «enamoramiento» de Marcelo, un joven de ciudad, por la bella naturaleza del paisaje montañés y por la riqueza folclórica de sus habitantes. A raíz de la muerte de su tío, motivo por el que viajó hasta el pueblo, el protagonista acabará estableciéndose definitivamente en la montaña para pasar el resto de sus días en armonía con la naturaleza.

http://www.xn--espaaescultura-tnb.es/es/obras_culturales/penas_arriba.html

Curiosidades de la mitología de Drácula

* Drácula es inmortal y no envejece.

* Sólo puede morir si le cortan la cabeza o si se quema como resultado de la exposición prolongada a la luz solar directa. Ver un crucifijo es una molestia análoga a la vista del sol. Si toca un crucifijo, se quema como si hubiera tocado metal al rojo vivo.

* Puede ser puesto en un estado permanente de latencia (pareciendo muerto) si le perforan el corazón con una estaca y esta permanece allí.

* Su corazón no late. Por sus venas corre una sustancia viscosa color rojo oscuro, cuyas células se ven bajo el microscopio. Si lo hieren, esta sustancia no fluye de su cuerpo.

* No necesita dormir, pero puede ponerse en un estado de trance meditativo para conservar energía.

* Debe alimentarse de sangre humana cada varios días, tal vez dos veces por semana. Beber sangre lo rejuvenece y lo repara si está gravemente herido. Raras veces mata a sus víctimas, puede necesitar volver a alimentarse de ellas. Las víctimas que sobreviven un ataque no necesariamente se convierten en vampiros, para ello hace falta un ritual especial.

* Su reflexión en el espejo es la de su verdadero ser: Vlad Tepes.

* Puede moverse con rapidez extraordinaria. Puede estar de pie frente a uno y en un abrir y cerrar de ojos moverse detrás de uno. Es capaz de esquivar balas siempre que su trayectoria no sea justo al centro del cuerpo o le disparen a quemarropa.

* Puede ver en casi total oscuridad. También puede ver mucho más lejos que los humanos y con mucho más detalle, pero no puede ver doblando esquinas o a través de los objetos. Tiene sensores ópticos que disciernen visualmente el espectro infrarrojo o térmico.

Obras inspiradas en el mito de Don Juan

FechaAutoresTítuloDetalles
2004Peter HandkeDon Juan (erzählt von ihm selbst)
(Don Juan por sí mismo)
Novela.
2005José SaramagoDon Giovanni ou o dissoluto absolvido
(Don Giovanni o el disoluto absuelto)
2005Jim JarmuschBroken FlowersPelícula.
2006Andrzej BartDon Juan raz jeszcze
(Don Juan de nuevo)
Novela.
2006Ricard CarbonellDon GiovanniPelícula basada en el Don Juan de E.T.A. Hoffmann.
2006Joel BeersThe Don Juan ProjectUn examen de la importancia del mito en el presente.
2006Patrick MarberDon Juan in SohoObra de teatro.
2007Roberto ArrónizTenorio, tango y tequilaPoesía.
2008Jesús Campos GarcíaLa burladora de Sevilla y el Tenorio del siglo XXIObra de teatro.
2008-2009Claudio LacelliDon Juan y su bella damaTelenovela argentina basada levemente en el personaje.
D. Juan:
Cálmate, pues, vida mía;
reposa aquí, y un momento
olvida de tu convento
la triste cárcel sombría.
¡Ah! ¿No es cierto, ángel de amor,
que en esta apartada orilla
más pura la luna brilla
y se respira mejor?
Esta aura que vaga llena
de los sencillos olores
de las campesinas flores
que brota esa orilla amena;
esa agua limpia y serena
que atraviesa sin temor
la barca del pescador
que espera cantando el día,
¿no es cierto, paloma mía,
que están respirando amor?
Esa armonía que el viento
recoge entre esos millares
de floridos olivares,
que agita con manso aliento,
ese dulcísimo acento
con que trina el ruiseñor
de sus copas morador
llamando al cercano día,
¿no es verdad, gacela mía,
que están respirando amor?

El viaje definitivo

Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros

 cantando. 

Y se quedará mi huerto con su verde árbol,

 y con su pozo blanco.

Todas las tardes el cielo será azul y plácido,

y tocarán, como esta tarde están tocando,

las campanas del campanario. 

Se morirán aquellos que me amaron 

y el pueblo se hará nuevo cada año;

 y lejos del bullicio distinto, sordo, raro

 del domingo cerrado,

 del coche de las cinco, de las siestas del baño, 

en el rincón secreto de mi huerto florido y encalado, 

mi espíritu de hoy errará, nostáljico… 

Y yo me iré, y seré otro, sin hogar, sin árbol 

verde, sin pozo blanco,

 sin cielo azul y plácido… 

Y se quedarán los pájaros cantando.

Teatro inglés

Las obras se representaban durante los meses más cálidos en teatros circulares y al aire libre.  El escenario era una plataforma que invadía parcialmente el equivalente al actual patio de butacas, por entonces un área para estar de pie destinada a las clases bajas. 

En los meses más fríos, las obras se montaban en teatros privados para un público de elite.

El decorado era mínimo, y constaba de algunos accesorios o paneles. 

Las localizaciones eran sugeridas, y por tanto quizá cobraban más vida en la propia mente de los espectadores por la poesía de la obras.  

El estilo de interpretación en los principios del teatro isabelino era exagerado y heroico como las obras mismas pero, ya en tiempos de Shakespeare, actores como Richard Burbage habían empezado a modificar su trabajo hacia un estilo más natural y menos contenido, tal y como se refleja en el famoso discurso a los intérpretes en la obra de Shakespeare Hamlet.  

Coriolanus

 Inspirada en Vidas paralelas de Plutarco, esta tragedia política tiene como protagonista al general Cayo Marcio Coriolano. Es presentado como un hombre de fuertes convicciones, un antipopulista que se define por sus hechos y no por sus palabras, pero su desprecio hacia las masas, lo vuelve vil ante los ojos del pueblo a quien debe conquistar para obtener su favor para convertirse en cónsul, pero las manipulaciones y traiciones que lo rodean, terminan por desterrarlo de Roma, derrotado, buscará a toda costa vengarse. Debido a su temática, estuvo prohibido un tiempo en Francia y Alemania.

https://es.wikipedia.org/wiki/Coriolanus

El mechón de cabello

Agilulfo, monarca de los longobardos, estableció en Paria, ciudad de Lombardía, la base de su soberanía. Como sus antecesores, cogió por mujer a Tendelinga, viuda de Autari, también soberano de los longobardos.

La señora era hermosísima, prudente y honrada, pero desafortunada en afectos. Y, yendo muy bien las cosas de los longobardos por la virtud y la razón de Agilulfo, aconteció que un palafrenero de la nombrada reina, hombre de muy ruin condición por su nacimiento, pero superior en su oficio, y arrogante en su persona, se enamoró intensamente de la reina, y como su baja condición no le impedía advertir que aquel amor escapaba a toda conveniencia, a nadie se lo declaró, ni siquiera a ella con su mirada.

Y sin esperanza alguna siguió viviendo. Pero se jactaba consigo mismo de haber puesto sus pensamientos en tan alto lugar y, ardiendo en amoroso calor, se dedicaba a hacer mejor que sus compañeros lo que a su reina pudiese complacer. Por esto, cuando la reina deseaba cabalgar, prefería de entre todos al palafrén, lo que él tenía como un privilegio, y no se apartaba de ella, juzgándose afortunado algunas veces si podía rozarle los vestidos.

Pero el amor, como muchas veces vemos, cuando tiene menos esperanza suele aumentar, y así le sucedía al pobre palafrenero, que hallaba insoportable mantener su escondido deseo, al que ninguna esperanza ayudaba. Y muchas veces, no logrando librarse de su amor, pensó en morir. Y, reflexionando cómo lograrlo, decidió que fuese de tal manera que se notara que moría por el amor que había puesto y profesaba a la reina, y se propuso que fuera de manera que la fortuna le diese la posibilidad de obtener, totalmente o en parte, la satisfacción de su anhelo.

No deseó manifestar nada a la reina, ni expresole su amor escribiéndole, ya que sabía que era infructuoso hablar o escribir, mas resolvió ensayar si era posible, por ingenio, con ella acostarse. Mas no veía otro medio ni recurso que hacerse pasar por el rey, el cual no dormía con la reina de continuo.

Y para a ella llegar y entrar en su estancia, procuró el hombre averiguar en qué forma y hábito iba allá el rey. Y así muchas veces, durante la noche, se escondió en una gran sala del real palacio a la que daban los aposentos de la reina y del rey. Y una noche vio a Agilulfo salir de su cámara envuelto en un gran manto, en una mano una antorcha encendida y en la otra una varita, y en llegando a la puerta de la reina, sin nada decir, golpeó la madera con la vara una vez o dos, y abriose la puerta y quitáronle la antorcha de la mano.

Y esto visto, y vuelto a ver, pensó el palafrenero que él debía hacer otro tanto, y mandó que le aderezasen un manto semejante al del rey, y, provisto de una antorcha y una vara, una noche, tras lavarse bien en un baño para que la reina no advirtiese el olor del estiércol y con él el engaño, en la sala, como solía, se escondió.

Y notando que ya todos dormían, pensó que era momento de conseguir su deseo, o, con alta razón, la muerte que arrostraba, y, haciendo con la yesca y eslabón que llevaba encima un poco de fuego, encendió la luz y, envuelto en el manto, se acercó al umbral y dos veces llamó con la vara. Abrió la puerta una soñolienta camarera, que le retiró y apartó la luz y él, sin decir nada, traspasó la cortina, quitose la capa y acostose donde la reina dormía. Deseosamente la tomó en sus brazos, y, fingiéndose conturbado por saber que en esos casos nunca el rey quería oír nada, sin nada decir ni que le dijesen, conoció carnalmente varias veces a la reina aquella noche. Apesadumbrábale partir, pero comprendiendo que el mucho retardarse podía volverle en tristeza el deleite obtenido, se levantó, púsose el manto, empuñó la luz y, sin nada hablar, se fue y volviose a su lecho tan presto como pudo.

Y apenas había llegado allá cuando el rey, alzándose, fue a la cámara de la reina, de lo que ella se maravilló mucho, y entrando en el lecho y alegremente saludándola, ella, adquiriendo osadía con el júbilo de su marido, dijo:

-Señor, ¿qué novedad es la de esta noche? Ha instantes que os partisteis de mí y más que de costumbre os habéis refocilado conmigo, ¿y tan pronto volvéis? Mirad lo que hacéis.

Al oír tales palabras, el rey presumió que la reina había sido engañada por alguna similitud de persona y costumbres, pero como discreto, en el acto pensó que, pues la reina no lo había advertido, ni nadie más, valía más no hacérselo comprender, lo que muchos necios no hubiesen hecho, sino que habrían dicho: “Yo no fui. ¿Quién fue ¿Cómo se fue y cómo vino?” De lo que habrían difamado muchas cosas con las cuales hubiera a la inocente mujer contristado, y aun quizás héchole venir en deseo el volver a desear lo que ya había sentido. Y lo que, callándolo, ninguna afrenta le podía inferir, hubiera, de hablar, irrogándole vituperio. Y así el rey respondió, más turbado en su ánimo que en su semblante y palabras:

-¿No os parezco, mujer, hombre capaz de estar una vez acá y tornar luego?

-Sí, mi señor, pero, con todo, ruégoos que miréis por vuestra salud.

Entonces dijo el rey:

-A mí me place seguir vuestro consejo y, por tanto, sin más molestia daros, me vuelvo.

Y, con el ánimo lleno de ira y de mal talante por lo que ya sabía que le habían hecho, tomó su manto, salió de la estancia y resolvió con sigilo encontrar al que tan feo recado le hiciera, imaginando que debía ser alguien de la casa y que no había podido salir de ella. Y así, encendiendo una lucecita en una linternilla, se fue a una muy larga casa que había en su palacio sobre las cuadras y en la que dormían casi todos sus sirvientes en distintos lechos. Y estimando que al que hubiese hecho lo que la mujer decía no le habría aún cesado la agitación de pulso y corazón por el reciente afán, con cautelosos pasos, y comenzando por uno de los principales de la casa, a todos les fue tocando el pecho para saber si les latía el corazón con fuerza.

Los demás dormían, pero no el que había yacido con la reina, por lo cual, viendo venir al rey e imaginando lo que buscaba, comenzó a temer mucho, en términos que a los pálpitos anteriores de su corazón se agregaron más, por albergar la firme creencia de que, si el rey algo notaba, le haría morir.

Varias cosas le bulleron en el pensamiento, pero, observando que el rey iba sin armas, resolvió fingir que dormía y esperar lo que aconteciese.

Y habiendo dado el rey muchas vueltas, sin que le pareciese encontrar al culpable, llegose al palafrenero, y observando cuán fuerte le latía el corazón, se dijo: “Éste es”. Pero como no quería que nadie se percatase de lo que pensaba hacer, se contentó, usando unas tijeras que llevaba, con tonsurar al hombre parte de los cabellos, que entonces se llevaban muy largos, a fin de poderle reconocer al siguiente día; y, esto hecho, volviose a su cámara.

El hombre, que todo lo había sentido y era malicioso, comprendió por qué le habían señalado así y, sin esperar a más, se levantó y, buscando un par de tijeras que había en el establo para el servicio de los caballos, a todos los que allí yacían, andando sin ruido, les cortó parte del cabello por encima de la oreja y, sin ser sentido, se volvió a dormir.

El rey, al levantarse por la mañana, mandó que, antes de que las puertas del palacio se abriesen, se le presentase toda la servidumbre, y así se hizo. Y estando todos ante él con la cabeza descubierta, y viendo a casi todos con el cabello de análogo modo cortado, se maravilló y dijo para sí: “El que ando buscando, aunque sea de baja condición, muestra da de tener mucho sentido”. Y, reconociendo que no podía, sin escándalo, descubrir al que buscaba, y no queriendo por pequeña venganza sufrir gran afrenta, resolvió con cortas palabras hacerle saber que él había reparado en las cosas ocurridas y, vuelto a todos, dijo:

-Quien lo hizo, no lo haga más, e id con Dios.

Otro les habría hecho interrogar, atormentarlos, examinarlos e insistirlos, y así habría descubierto lo que todos deben ocultar, y al descubrirlo, aunque tomase entera venganza, habría aumentado su afrenta y empeñado la honestidad de su mujer. Los que sus palabras oyeron se pasmaron y largamente trataron entre sí de lo que el rey había querido significar, pero nadie entendió nada, salvo aquel que tenía motivos para ello. El cual, como discreto, nunca, mientras vivió el rey, esclareció el caso, ni nunca más su vida con tan expuesto acto confió a la Fortuna.

FIN