Los distintos tipos de ángeles

En el cristianismo, los ángeles son los agentes de Dios. Se dividen en tres jerarquías y en nueve grupos.

En la primera jerarquía se encuentran los serafines, los querubines y los tronos.

  • Los serafines no tienen una forma física humana y se les representa en forma de bola de fuego y un rostro con tres pares de alas. Son muy cercanos a Dios y están en el primer orden de su ejército.
  • Los querubines son representantes con cuatro alas y su nombre se traduce como “la plenitud del conocimiento”. Tienen un tono azulado y, en algunas versiones, aparecen con dos caras y alas repletas de ojos por su conocimiento de todas las cosas.
  • Los tronos, como su nombre indica, sirven de asiento celestial a Dios y adquieren una forma de rueda. También se representan con muchos ojos y de color rojo.

La segunda jerarquía está formada por dominaciones, virtudes y potestades.

  • Las dominaciones pueden aparecer decoradas con estrellas, corona o casco y cetro o espada.
  • Las virtudes se encargan de hacer que los milagros se cumplan y aparecen vestidos como diáconos y llevan una rama de lis. También pueden presentarse con una espada y el Libro Sagrado o con un tarro de perfume y balanzas, trompetas o rayos.
  • Las potestades protegen al ser humano y ayudan a resolver problemas y situaciones desagradables. Una variante dentro de este grupo es el Ángel de la guarda, que es asignado por Dios a cada persona para protegerla, guardarla y guiarla durante su vida en la tierra para facilitarle el ascenso al Cielo.

La tercera y última jerarquía consiste en principados, arcángeles y ángeles.

  • Los principados son los que vigilan el mundo y ejercen de imitadores de Dios.
  • Los arcángeles son los más importantes en la representación bíblica y también los más difíciles de definir. La palabra arcángel sólo se usa dos veces en el Nuevo Testamento. Algunos de los arcángeles más famosos son Miguel, Gabriel y Rafael.
  • Los ángeles ocupan el lugar más bajo de entre los coros angelicales. Son los más cercanos a los hombres y su misión es dar alabanzas y adoración.

El Libro de Apocalipsis describe una guerra en el cielo entre ángeles liderados por el arcángel Miguel contra aquellos liderados por «el dragón», identificado como el diablo o Satanás, y las Bestias del Apocalipsis, quienes serán derrotados y arrojados a la tierra. La guerra del Apocalipsis en el cielo está relacionada con la idea de los ángeles caídos.

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Deméter

Deméter es la diosa griega de la agricultura y se la venera como la «portadora de las estaciones». En la mitología romana equivale a Ceres. Es hija de los titanes Cronos y Rea y, por tanto, hermana mayor de Zeus. Habitualmente, se representa sentada en un trono con atributos en las manos y una larga túnica. Sus atributos son el trono, la espiga, la antorcha, la hoz, la diadema y el cetro, y sus plantas son el trigo, el narciso y la amapola.

Poseidón persiguió una vez a Deméter, y ella se convirtió en yegua. Ella se resistió a Poseidón, y para escapar de él se convirtió en una yegua, pero Poseidón también se transformó en caballo y la violó. La descendencia resultante fue su hija Despena, y un corcel llamado Arión, que es el caballo alado montado por Hércules. En Arcadia se había adorado históricamente a Deméter como una deidad con cabeza de caballo.

Deméter fue también violada por su hermano Zeus y de la unión nació Perséfone, que fue raptada por su tío Hades. Perséfone se convirtió en diosa del inframundo cuando Hades la secuestró en la tierra y la llevó con él. La vida se paralizó mientras la deprimida Deméter, que era diosa de la tierra, buscaba a su hija. Finalmente, Zeus no pudo aguantar más la agonía de la tierra y obligó a Hades a devolver a Perséfone enviando a Hermes para rescatarla. Pero antes de liberarla, Hades la engañó para que comiese seis semillas de granada, lo que la obligaba a volver seis meses cada año. De este modo, cuando Deméter y su hija estaban juntas, la tierra florecía de vegetación. Pero durante seis meses al año, cuando Perséfone volvía al inframundo, la tierra era de nuevo estéril.

La identificación con la diosa Isis está en el hecho de que las dos deben emprender una búsqueda, su hija Perséfone en el caso de Deméter y su esposo Osiris en el caso de Isis, produciéndose en los dos casos una paralización de la vida en la naturaleza, por la llegada del invierno en un caso y por el final de la crecida del río en el otro, hasta que se produce el encuentro y la naturaleza renace. 

En cuanto a los mitos, Melisa era una de las sacerdotisas de Deméter y era instruida por la propia diosa. Un día, al salir del templo, fue interrogada por las mujeres del pueblo que querían saber en qué consistían los ritos de iniciación. Ella se negó a revelar nada y las mujeres la golpearon hasta matarla tratando de que explicara su secreto. Deméter cuando vio lo ocurrido envió una plaga en forma de peste que acabó con la mayor parte de la población e hizo que del cadáver de la sacerdotisa salieran miles de abejas. Por eso a las servidoras de Deméter se las conocía como «Melissae» que significa «abejas».

Otro mito es en el que mientras buscaba a Perséfone, Deméter, disfrazada de anciana, llegó a Eleusis. Explicó que era cretense y que unos piratas le habían raptado. Fue acogida por la reina Metanira para que cuidara de su hijo menor Demofonte, hermano de Triptólemo. Ella se encariñó tanto con el niño que quiso hacerlo inmortal. Lo untó con ambrosía e intentó quemar su piel mortal, Metanira lo descubrió y se puso a gritar hasta que Deméter paró el ritual y se mostró  como la diosa que era. Demofonte no consiguió la inmortalidad, pero Deméter, agradecida por haber sido acogida por la familia, quiso premiarlos y enseñó al hijo mayor, Triptólemo, todos los secretos de la agricultura, obsequiándolo con un carro alado tirado por dragones y cargado de semillas con las que volaba por el cielo.

Poseidón

Poseidón era uno de los hijos varones de Cronos y Rea. Según el poeta Hesíodo relata en su Teogonia, el pequeño Poseidón fue una de las víctimas de la furia devoradora de su padre. Cronos, para evitar que uno de sus vástagos le destronara como él mismo había hecho con su propio padre, les devoraba uno a uno a medida que éstos iban naciendo. De este modo acabó Poseidón engullido por su propio padre.