Midas

En la mitologia griega, Midas era rey de Frigia, e hijo de Gordias.Tenía una hija llamada Zoe.

Por su hospitalidad con Silenio, Dioniso le otorgó el poder de convertir en oro todo cuanto tocara.Viendo que no podía comer los alimentos que a su contacto quedaban transformados en dicho metal, pidió al dios que le liberara de su don, para lo cual tuvo que bañarse en el río Pactolo, que desde entonces contuvo arenas auríferas.

Cicno

En la mitología griega, Cicno era hijo del dios Poseidón y Cálice, hija de Hecatón.​ Nació en secreto y fue descubierto en la playa por unos pastores, quienes, viendo que descendía sobre él un cisne, pusieron el nombre de Cicno al recién nacido.

Cuando alcanzó la edad adulta, se convirtió en rey de Colonas en la Troade y se casó con Proclea, hija de Laomedonte o de Clitio, con quien fue padre de Tenes y Hemitea. Dictis de Creta menciona otros hijos diferentes. Tras la muerte de Procleia se casó con Filonome hija de Tragaso, quien se enamoró de su hijastro Tenes y, cuando no atendió sus peticiones, le calumnió ante Cicno, por lo que éste montó en cólera y lo arrojó al mar dentro de un cofre junto a su hermana Hemítea. Según otras versiones, fue el mismo Tenes quien se arrojó al mar.Tras esto, cuando Cicno supo la verdad sobre la conducta de su esposa, mandó enterrarla viva y fue en busca de su hijo, quien había llegado a la isla de Tenedos, donde se había convertido en rey. Según ciertas tradiciones, para impedir que su padre desembarcara en la isla, Tenes le cortó el ancla.

En la Guerra de Troya, tanto Cicno como Tenes lucharon en el bando de los troyanos, y ambos murieron a manos de Aquiles. Como Cicno era invulnerable al hierro, Aquiles lo mató estrangulándolo con la correa de su casco o golpeándolo con una piedra.Ovidio añade que el cuerpo de Cicno desapareció y fue transformado en cisne cuando Aquiles volvió para tomarle la armadura.​

Tamar

El rencor

Tamar era la nuera de Judá, uno de los hijos de Jacob. El primer marido de Tamar fue Er, uno de los hijos de Judá, pero por su comportamiento Dios lo hizo morir. Al quedar viuda, según la tradición, se casó con el segundo hijo de Judá, Onán, pero sin aceptar que tuvieran un hijo. Tal actitud también desagradó a Dios y murió. Judá temiendo perder al único hijo que le quedaba, Sela, le pidió a Tamar que regresara a la casa de su padre hasta que se convirtiera en un hombre para desposarla. 

Sela se hizo hombre y Judá había olvidado su compromiso ya que pensaba que Tamar tenía una maldición. Ella se sintió olvidada y despreciada por lo que tomó una decisión, se disfrazó de prostituta y se acostó con su suegro. Más tarde Judá la perdonó porque se sentía culpable de no haberle dado a Sela.

REBECA

La Biblia nos cuenta que Abraham mandó a Eliezer (uno de sus criados) a buscar una esposa para su hijo Isaac. El criado hizo lo que su amo le había encomendado y encontró a Rebeca, que en ese momento, estaba en una fuente en Nacor (Mesopotamia)

Elezier le pidió a la bella dama si le dejaba beber un poco de agua de su vasija. Rebeca dejó beber al hombre y también sació la sed de los camellos de este. A causa del amable gesto y de su increíble belleza, Eliezer supo que ella era la adecuada. Ambos partieron  al lugar donde vivía Abraham y, una vez allí, Rebeca se convirtió en la mujer de Isaac, con el que tuvo dos hijos, y fue muy importante para él ya que lo ayudó a sobrellevar la repentina muerte de su madre.

Pandora

La primera mujer según la mitología griega, creada por orden de Zeus para introducir todos los males en la vida de los hombres, después de que Prometeo, en contra de la voluntad divina, les otorgara el don del fuego.

El momento recreado es aquél en el que Pandora se apresta a abrir el cofre que encerraba los males del género humano (la vejez, la enfermedad, la pasión, la pobreza y otros).

Su curiosidad causó que todos, a excepción de la esperanza, se escaparan y diseminaran por el mundo.

John William Waterhouse, 1896.
Este cuadro pertenece a una colección privada.

El mito de Isis y Osiris

Asesinado por su hermano Set y devuelto a la vida gracias a su esposa Isis, Osiris (rey del Más Allá, como el faraón era rey de Egipto) se convertiría en la figura más importante del panteón egipcio, aquella que, con su resurrección, garantizaba una nueva vida tras la muerte

Osiris, Isis y Horus (Museo del Louvre)

En el mito de Isis y Osiris se encierra la esencia de la religión y la espiritualidad de los antiguos egipcios. La historia se inscribe en una compleja cosmogonía con la que los egipcios trataban de explicar el origen del universo. Así, Isis y Osiris eran hijos del dios de la tierra y la diosa del cielo, Geb y Nut respectivamente, que a su vez descendían de otra pareja divina, Shu y Tefnut, creados por el dios primordial del universo, Atum. Isis y Osiris formaban una pareja, y tenían otros dos hermanos también casados, Set y Neftis.

La historia trágica del mito nace de la rivalidad entre los dos hermanos varones, Osiris y Set. El primero se presentaba como el dios de las regiones fértiles del valle del Nilo, sobre las que había reinado desde el principio de los tiempos. En esos tiempos primoridales Osiris transmitió a los hombres los conocimientos técnicos y económicos sobre los que se fundamentaba toda la civilización. Set, por el contrario, reinaba en las tierras yermas del desierto y las montañas. Corroído por la envidia, Set decidió tramar una encerrona contra su hermano, convenciéndolo de que se introdujera en un sarcófago que a continuación cerró y arrojó al Nilo. Alertada por Neftis, Isis logró rescatar el ataúd, pero Set se apoderó de nuevo del cadáver descuartizándolo en catorce pedazos, que repartió por todo el país. Isis logró recuperarlos, y sobre el cuerpo inerte de su esposo concibió un hijo, Horus, que finalmente vengaría a su padre derrotando a Set.

Los protagonistas de este mito fueron objeto de cultos especiales a los que se entregaban todas las clases sociales. Así, las ceremonias fúnebres se inspiraban en la historia de Osiris, en quien se veía una promesa de inmortalidad. Isis, por su parte, aparecía como encarnación de los valores de la esposa y la madre, anticipando la figura de la Virgen María en el cristianismo. Tras estos dioses descubrimos el pálpito de un pueblo, sus inquietudes y sus expectativas más íntimas, lejos de la imagen hierática que a veces nos inspiran los monumentos de esa civilización desaparecida.