«Timón de Atenas»

William Shakespeare

El primer acto nos presenta a un Timón generoso y pródigo muy querido por toda la sociedad ateniense a causa de su liberalidad, un pintor, un poeta y un joyero venden sus obras a Timón a un precio mucho mayor que su valor. Timón paga el rescate para que su amigo Ventidio salga de la cárcel y también ofrece una importante dote para que su criado se pueda casar. Todos sus amigos acuden a una gran fiesta en su casa y lo adulan como anfitrión, en ella está también el capitán Alcibíades. A la fiesta acude el filósofo Apamantus criticando la prodigalidad de Timón y la adulación del resto. La única persona que se preocupa por la fortuna de su señor es el fiel mayordomo Flavio.

El segundo acto empieza cuando tres senadores de Atenas se quejan de Timón por no haber devuelto préstamos que había solicitado, entonces envían a sus criados a casa de Timón para que cobren las deudas. Flavio les informa de que no hay dinero para pagar y los criados exigen la presencia del amo. Timón les despide diciendo que pagará y después pregunta a Flavio porque no le había avisado de su falta de liquidez. Flavio dice que lo intentó pero que su amo nunca quería escucharle, Timón propone que hipoteque las tierras y Flavio le confiesa que esto ya está hecho. Entonces Timón decide enviar a sus siervos para que soliciten préstamos a sus amigos. Flavio dice él ya lo ha hecho con resultado negativo.

El tercer acto muestra los sucesivos rechazos de que son objetos los criados de Timón en su búsqueda de préstamo. Timón organiza, entonces, una última fiesta en la que piensa vengarse de sus falsos amigos. Los criados de Timón sirven cuencos de plata en la que sólo hay agua tibia. Timón los maldice y abandona Atenas.
Por otra parte, el Senado destierra a Alcibíades por haber defendido a un acusado.

El escenario del cuarto acto se sitúa en los extramuros de la ciudad a donde Timón se ha retirado vestido de eremita, convertido en un gran misántropo que maldice todos los estamentos de la ciudad de Atenas. Buscando raíces para comer, da con un tesoro escondido consistente en gran cantidad de oro. Timón recibe la visita de Alcibíades acompañado de dos prostitutas y Timón  les entrega parte de su tesoro a Alcibíades para que destruya la ciudad y a las prostitutas para que destruyan a sus habitantes con lascivia y enfermedades venéreas. Después recibe la visita de Apemantus que está dispuesto a ser su amigo, pero Timón lo maldice y ambos se entregan a una amarga disputa de odio. Apemantus amenaza con revelar que Timón ha encontrado un tesoro. Atraídos por el botín acuden unos soldados ladrones a los que Timón cubre de oro haciendo apología de su vil profesión. Finalmente acude su fiel mayordomo, Flavio, pero Timón no acepta tampoco su amistad y  como gratitud de ser el único amigo de verdad, le entrega su tesoro con la condición de que no tenga tratos con ningún otro miembro de la humanidad.

«Bien está lo que bien acaba»

William Shakespeare

Traducida también como A buen fin no hay mal principio 

La trama está sacada de la novena historieta de la tercera jornada del Decamerón de Giovanni Boccaccio.

Beltrán, joven conde del Rosellón, es llamado tras la muerte de su padre a la Corte del rey de Francia, y deja en el castillo heredado a su madre y a Elena. El rey de Francia está enfermo de una fístula incurable. Elena, que está enamorada de Beltrán y le ama, concibe el atrevido plan de trasladarse a París e intentar la curación del rey por medio de una receta que le dejó su padre. La madre de Beltrán, que ha descubierto el amor de Elena por su hijo, secunda su proyecto.

La curación sale bien y Elena obtiene como recompensa del rey el poder escoger un marido entre los gentilhombres de la Corte; así deja recaer su elección en Beltrán, que, aunque irritado por tener que casarse con una mujer de rango inferior, es apremiado a obedecer la orden del rey. Pero, Beltrán se alista inmediatamente al servicio del duque de Florencia en la guerra contra Siena, y escribe a Elena que no piense en considerarle su marido mientras no haya obtenido el anillo que lleva en su dedo, y del que no tiene intención de desprenderse jamás, y hasta que no tenga un hijo de él, aunque no tiene ninguna intención de compartir su lecho.

Elena, vestida de peregrina, se dirige a Florencia, y encuentra que Beltrán está enamorado de Diana, hija de la hospedera de peregrinos. Diana, sin embargo, rehúsa sus proposiciones. Elena se da a conocer a la joven y a su madre como la esposa de Beltrán, y obtiene, prometiendo a Diana una dote, que ella finja aceptar un convenio del enamorado a condición de que le entregue el anillo; luego, cuando tenga que verificarse la cita, Elena sustituirá a Diana.

Poco tiempo después, difundida la falsa noticia de la muerte de Elena, y habiendo terminado la campaña, Beltrán vuelve al Rosellón. En el castillo del Rosellón se encuentra el rey, que viendo en el dedo de Beltrán el anillo que él mismo había dado a Elena, y del que ella no debía separarse más que para enviárselo en demanda de auxilio en caso de gran necesidad, sospecha que Beltrán ha hecho desaparecer a su mujer. Diana se presenta con una súplica, acusando a Beltrán de haberla seducido y diciendo que se ha visto obligada a entregar a Beltrán el anillo. El enigma se resuelve finalmente con la aparición de Elena, quien, mostrando a Beltrán el otro anillo que él había creído dar a Diana, y habiendo quedado encinta de él, es finalmente recibida como esposa del marido arrepentido y perdonado por el rey.

El velo de la abadesa

Existen en Lombardía un monasterio famoso por su santidad. Una mujer, llamada Isabel, bella y de elevada estirpe, vivía allí desde hace mucho, cuando cierto día fue a verla, desde la reja del locutorio, un pariente suyo,acompañado de un amigo, joven y arrogante mozo. Ambos al verse se enamoraron y buscaron la solución para poder verse a solas, consiguió el joven un expediente para poder entrar desapercibido en la celda de esta.       Un día dos monjas los descubrieron y, celosas, avisaron a la abadesa. En ese momento esta se encontraba en su habitación con un clérigo con el que tenía una relación. Al vestirse apresurada para que no la pillaran, se cubrió la cabeza con los calzones del cura pensando que era el velo monjil. a la hora de criticar a Isabel esta le dijo con un tono burlesco que se retocara el tocado por lo que la abadesa al darse cuenta la indultó.

Faetón

Mito de Metamorfosis de Ovido

Faetón era hijo de Helios y Climene.  Cuando Faetón era joven, su amigo Epafo le dijo que no era hijo del dios del sol y que su madre le había mentido sobre su origen. Esta, por el contrario, le juró a su hijo que sí lo era y le dijo dónde podría encon­trarle.

Faetón salió a buscar a su padre y finalmente lo visitó en su reluciente palacio en la parte oriental del mundo, que había sido lujosamente decorado con oro, plata y marfil. El dios del sol le dio una cálida bienvenida y Faetón le pidió una prueba irrefutable de que era su padre. Helios juró por la laguna Estigia que llevaba al mundo de los muertos que estaba preparado para darle a su hijo lo que quisiese. Entonces el joven le pidió montar en su cuadriga y recorrer los cielos durante un día. Helios lamentó haber hecho la pro­mesa, pero ya no podía dar marcha atrás y sólo le aconsejó tener cuidado, porque se exponía a sí mismo y al mundo a un gran peligro, ya que sólo Helios sabía dirigir su cuadriga y los caballos que la llevaban. Pero Faetón, entusiasmado, no quiso oír a su padre y éste le cedió la cuadriga.

Los cuatro caballos que despedían fuego fueron enjaezados y Helios le pidió a su hijo que no les dejase correr en exceso, ni volar demasiado bajo o demasiado alto. Inmediatamente después de partir perdió el control de las riendas y la cuadriga se desvió, causando el pánico entre las constelaciones del firmamento. Poco a poco se aproximó a la superficie de la tierra, abra­sando ciudades, países y montañas. Los ríos se secaron, se formaron los desiertos y la piel de los etíopes se oscureció. El rey de los dioses sabía que había que intervenir rápido y derribó al auriga con uno de sus rayos. El joven fue a parar al río Eridano  y se mató.

Helios se entristeció mucho al oír que su hijo había muerto y, como consecuencia, la tierra pasó un día en penumbra.

Escila

Mito de Metamorfosis de Ovido

Escila fue una vez una hermosa ninfa.El dios marino Glauco, anteriormente un pescador, se enamoró de ella, pero ella huyó de él hacia la tierra, donde no podía alcanzarla. Desesperado, Glauco fue a la isla de la diosa hechicera Circe, para que le preparase una poción de amor y así derretir el corazón de la joven. Circe, que estaba secretamente enamorada de Glauco, le recomendó dedicar su amor a alguien más digno de él, intentando cortejarlo con dulces palabras y miradas, pero el dios no quiso saber nada de ella. Circe se enfureció tanto, mas con Escila que con Glauco, fingió ayudar al dios entregándole un frasco, recomendándole que lo vertiese en la charca donde Escila solía bañarse. Glauco siguió sus instrucciones y vertió la poción; en cambio, tan pronto como la ninfa entró en el agua se transformó en un horrible monstruo de seis cabezas perrunas. Glauco, que vigilaba esa triste escena desde la lejanía, perdió su interés por ella y se marchó llorando amargamente.

Dafne

Mito de Metamorfosis de Ovido

Apolo se burló de Eros diciendo que era un niño para estar jugando con flechas, puesto que eran armas que debían ser utilizadas por guerreros como él. Eros irritado lanzó dos flechas de material e intenciones diferentes: una de oro a Apolo, que le causó una gran atracción y enamoramiento hacia Dafne, y otra de plomo para esta, que provocó un total rechazo a Apolo. 
Cuando este vio a Dafne quiso atraparla, y la perseguía mientras ella huía de él. Cuando la Peneia vio que los dioses estaban de parte de Apolo, en su huida, pidió a Peneo, su padre, que la ayudara. Este la convirtió en laurel. Apolo, que en el tronco de este árbol sentía el corazón de Dafne palpitar, hizo que se le adjudicara el laurel como su planta consagrada. 

Dato curioso: ‘Dafne’ significa ‘laurel’ en griego.

Jacinto

Mito de Metamorfosis de Ovido

Apolo se había enamorado de un hermoso joven que se llamaba Jacinto. El dios y su amante estaban jugando a lanzarse el disco el uno al otro, cuando Apolo, para demostrar su poder e impresionar al muchacho, lo lanzó con todas sus fuerzas. Jacinto trató también de impresionar a su divino compañero e intentó atraparlo, pero el disco lo golpeó y lo hirió de muerte. Otra versión del mito añade que la belleza del chico había provocado una disputa amorosa entre Apolo y Céfiro. Como Jacinto prefirió a Apolo, Céfiro, celoso, desvió el disco con la intención de herir y matar a al joven.

Mientras el joven agonizaba, Apolo no permitió que Hades, el dios de los muertos, reclamara al muchacho y de la sangre derramada hizo brotar una flor: el jacinto. Las lágrimas de Apolo cayeron sobre los pétalos de la flor y la convirtieron en una señal de luto. En algunas variaciones Céfiro tiene una forma física y en castigo Apolo lo convierte en viento para que no dañe a nadie más.

Edipo rey, de Sófocles

Es una tragedia griega de los años posteriores a 430 a.C.
El tema principal que se trata presenta al hombre como víctima del destino

Mito de Edipo: rey de Tebas, hijo de Layo y Yocasta, rey y reina de Tebas respectivamente. Un oráculo advirtió a Layo de que sería asesinado por su propio hijo. Decidido a rehuir su destino, ató los pies de su hijo recién nacido y lo abandonó para que muriera en una montaña solitaria. Su hijo fue recogido por un pastor y entregado al rey de Corinto, quien le dio el nombre de Edipo (pie hinchado) y lo adoptó como su propio hijo. El niño no sabía que era adoptado y, cuando un oráculo proclamó que mataría a su padre, abandonó Corinto. Durante su travesía, encontró y mató a Layo, creyendo que el rey y sus acompañantes eran una banda de ladrones y así, inesperadamente, se cumplió la profecía. Solo y sin hogar, Edipo llegó a Tebas, acosado por un monstruo espantoso, la Esfinge, que andaba por los caminos que iban a la ciudad, matando y devorando a todos los viajeros que no sabían responder al enigma que les planteaba. Cuando Edipo resolvió acertadamente el enigma, la esfinge se suicidó. Creyendo que el rey Layo había muerto en manos de asaltantes desconocidos, y agradecidos al viajero por librarlos del monstruo, los tebanos lo recompensaron haciéndolo su rey y dándole a la reina Yocasta por esposa. Durante muchos años la pareja vivió feliz, sin saber que ellos eran en realidad madre e hijo. Pronto Edipo descubrió que involuntariamente había matado a su padre. Atribulada por su vida incestuosa, Yocasta se suicidó y, cuando Edipo se dio cuenta de que ella se había matado, se quitó los ojos y abandonó el trono. Vivió en Tebas varios años pero acabó desterrado.

Venus

Venus es la diosa romana del amor, la lujuria, la atracción física, la belleza, la fertilidad y el sexo. Además se la conocía como la diosa de los jardines y los campos, debido a que por donde ella camina emerge la vida, las plantas crecen y las flores florecen.
Como atributos tiene la manzana y la concha.

Era hija de Urano a quien Saturno le cortó los genitales y después los lanzó al mar, al estar el semen en contacto con la espuma y la sange permite el surgimiento de esta diosa, luego ella sale del mar  sobre la concha de una almeja ya como adulta. A todos los dioses les gustaba Venus y Júpiter la pretendió. Esta lo rechazó y él la castigó poniéndole de marido a Vulcano, a quien le fue numerosas veces infiel.

Su equivalente en la mitología griega es Afrodita. 





*Dato curioso: en las fiestas de adoración a Venus, se desbordaban los placeres y excesos, considerándolas obscenas. Por estos motivos a las enfermedades de transmisión sexual se les otorga el término de enfermedades venéreas.

La Biblia en la escultura

Moisés 

Esta obra representa al Moisés bíblico en el libro del Éxodo. La obra retrata el momento en que desciende del monte Sinaí con la tabla de los diez mandamientos y se encuentra con los israelitas adorando a un becerro de oro.

Miguel Ángel hizo esta escultura por encargo del papa Julio II  para su mausoleo en la basílica (Roma) donde se encuentra actualmente.