Plauto
Plauto fue un comediógrafo latino. A pesar de que los datos sobre su vida son inciertos, se cree que trabajó en Roma durante su juventud en una compañía teatral, quizá como actor cómico, y que, habiendo ahorrado un poco de dinero, lo invirtió sin éxito en una especulación comercial. Empobrecido, se dice que trabajó como molinero mientras escribía sus primeras obras en sus ratos de ocio.
Sus comedias comenzaron a representarse en Roma a partir del 210 a. C., en medio de un gran éxito de público, hecho que se tradujo, tras su muerte, en una abundante circulación de obras. Son más de 130 las comedias atribuidas a Plauto, aunque el crítico Varrón, en el siglo I a. C., consideró que sólo 21 eran auténticas, las mismas que han llegado hasta hoy.
Plauto se dedicó exclusivamente a la comedia, tomando como modelo a Menandro, Dífilo, Filemón y otros autores de la nueva comedia griega, que él adaptó al gusto romano y que al parecer contrastó con otras obras romanas contemporáneas, mezclando personajes y situaciones. Plauto supo combinar con gran maestría la acción y el diálogo, pasando con un ritmo vivo de la intriga al retrato de costumbres, y supo imprimir a sus textos una dosis importante de lirismo y fantasía.
Obras:
Acerca de sus obras yo he elegido Anfitrión y Aulularia.
Anfitrión:
En ella el dios Júpiter, enamorado de Alcmena, aprovechando la ausencia de su marido Anfitrión, toma el aspecto físico de este para engañar a su esposa. Le acompaña en la aventura su hijo Mercurio, asumiendo el papel de sirviente leal y astuto clásico de la comedia que adopta el aspecto de Sosia, criado de Anfitrión.
Aulularia:
Euclión, un viejo avaro, encuentra una olla llena de dinero y vive con miedo de que se la roben. De hecho, es descubierta y robada por el esclavo de Licónides, un joven enamorado de la hija del viejo; pero la muchacha es prometida a otro viejo: el rico Megadoro, que tiene intención de desposarla, aun sin dote.