El cocinero Chichibio

Currado Gianfiglazziera, un hidalgo muy conocido en la ciudad, disfrutaba montando a caballo y también hallaba placer en los perros y en las aves.

Un día salió de caza acompañado de su halcón y consiguieron dar caza a una grulla. Currado se dirigió al castillo y le pidió al cocinero Chichibio que la cocinase y la aderezase. Hecho esto, entró en la cocina una mujer llamada Brunetta (de la que Chichibio estaba muy enamorado) y al oler ese manjar se pidió al cocinero un muslo de ese sabroso ave. El hombre se negó, pero después de insistirle, le dio el deseado muslo. Chichibio sirvió el animal para la comida, pero el hidalgo notó la falta del muslo y le preguntó al cocinero el motivo. Este último le aseguró que las grullas solo tenían una pata y que al día siguiente se lo demostraría.

La siguiente mañana ambos montaron en sus caballos y fueron al bosque. Chichibio iba muy atento para ver si podía encontrar a las grullas y, finalmente divisó a un grupo de ellas que descansaban sobre una pata porque estaban dormidas. El cocinero se las enseñó al hidalgo, el cual gritó provovando así que las aves mostraran su otra pata y echando a volar. Currado demostró así que las grullas tenían dos patas, pero el ingenioso cocinero le respondió de una manera muy graciosa diciéndole que si a la grulla del otro día le hubiese gritado, también esa habría tenido dos patas.

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El Decamerón

«LOS TRES ANILLOS»

Esta historia nos cuenta el caso del sultán Saladino, que tras librar diferentes batallas por motivos religiosos se quedó sin dinero suficiente para cubrir un gasto inesperado. Para solucionar este problemase le ocurrió pedirle dinero a Melquisedec, pero antes quiso ponerlo a prueba y le planteó una pregunta: «¿cuál de las tres religiones consideras que es la verdadera: la judía, la mahometana o la cristiana?

El hombre para responder a su pregunta le contó la historia de los tres anillos, este relato narra como en una misma familia tenían como tradición regalarle a un hijo el anillo familiar antes de morir, de esta forma el chico podría reclamar toda la herencia que le dejara su padre. Pero hubo un día en el que un padre no sabía a cual de sus hijos debía darle el anillo, puesto que los quería a todos de igual manera y no sabía elegir. Así pues mandó forjar dos anillos más, idénticos al primero, sin saber cual era el original y le dio uno a cada uno de sus hijos. Cuando el padre falleció los herederos pudieron recibir cada uno su parte.

Melquisedec le había contado esta historia al sultán para darle a entender que no podía elegir entre ninguna de las religiones porque a todas estaba ligado el nombre de Dios. El sultán después de escuchar al buen hombre decidió ponerlo a su servicio y a partir de ese momento fueron grandes compañeros.

Símbolos que representan las tres religiones.