María Magdalena

Uno de los personajes bíblicos más conocidos es María Magdalena, quien se describe en el Nuevo Testamento como uno de los discípulos más fieles de Jesús.

Magdalena aparece firme en los momentos más cruciales de la vida de Jesús. Estuvo presente en la crucifixión y en su funeral, junto con María de Nazaret y otras mujeres.

La Biblia nos dice que el sábado después de la crucifixión, Magdalena dejó el Calvario hacia Jerusalén para comprar un perfume con el fin de preparar el cuerpo de Cristo cómo era la costumbre funeraria de la época. Ella permaneció en la ciudad durante el sábado y al día siguiente, «cuando todavía estaba oscuro», fue al sepulcro y lo encontró vacío. Allí, recibió de un ángel la noticia de que Cristo había resucitado y se le dijo que debía informar de ello a los apóstoles de Cristo. Después de este episodio, no hay más citas sobre ella en la Biblia.

REBECA

La Biblia nos cuenta que Abraham mandó a Eliezer (uno de sus criados) a buscar una esposa para su hijo Isaac. El criado hizo lo que su amo le había encomendado y encontró a Rebeca, que en ese momento, estaba en una fuente en Nacor (Mesopotamia)

Elezier le pidió a la bella dama si le dejaba beber un poco de agua de su vasija. Rebeca dejó beber al hombre y también sació la sed de los camellos de este. A causa del amable gesto y de su increíble belleza, Eliezer supo que ella era la adecuada. Ambos partieron  al lugar donde vivía Abraham y, una vez allí, Rebeca se convirtió en la mujer de Isaac, con el que tuvo dos hijos, y fue muy importante para él ya que lo ayudó a sobrellevar la repentina muerte de su madre.

Pandora

La primera mujer según la mitología griega, creada por orden de Zeus para introducir todos los males en la vida de los hombres, después de que Prometeo, en contra de la voluntad divina, les otorgara el don del fuego.

El momento recreado es aquél en el que Pandora se apresta a abrir el cofre que encerraba los males del género humano (la vejez, la enfermedad, la pasión, la pobreza y otros).

Su curiosidad causó que todos, a excepción de la esperanza, se escaparan y diseminaran por el mundo.

John William Waterhouse, 1896.
Este cuadro pertenece a una colección privada.